La gustosa sorpresa del atrevido

Como lo prometido es deuda,  aquí dejo mis comentarios acerca del fin de semana tan sensorial  por la ribera del río Segre, de la mano de esa agencia de viajes tan “cuca” que es  Viaja al Sur.

Pues no era  una escapada anotada en mi agenda de baile,  fue algo que surgió sobre la marcha y  que  hizo todo más divertido;  una de las cosas  que más me gusta de nuestra agencia es el misterio con que  siempre rodea todo lo que prepara y que trae como consecuencia  lógica la sorpresa en lo que ves, visitas o comes.

Así que yo,  lo  único  cierto que sabía es  que tenía que apearme en la estación de tren de Lérida; punto y final; y  allí es donde comenzó  mi aventura del finde.

Nuestra agencia Viaja al Sur, se aparta siempre de lo que  podemos llamar “ esos sitios a los que va todo el mundo”, lo cual es de agradecer , porque acabas conociendo lugares especiales, y distintos, que nunca hubieras imaginado que estuvieran allí;  me gusta y valoro  que los ideólogos de la ruta, antes de sacarla al mercado, investiguen, estudien y busquen a fondo; y quien busca….. encuentra…… cosas maravillosas.

La provincia de Lérida, que no conocía a fondo, siempre me había parecido un lugar un poco gris y anodino. ¡¡¡¡¡¡¡ error ¡¡¡¡¡; de la mano de Viaja al Sur he descubierto  que es una zona “a colori”, por arte, naturaleza y gastronomía. Por tanto, encantada de que con su buen hacer me hayan hecho cambiar de opinión.

Inmenso el Segre,  espectaculares las estrellas, reconfortante  caldito con su toque de moscatel cuando llega el frío, menhires del pasado que transmiten paz y tranquilidad, castillos medievales, viñas cultivadas con mucho entusiasmo, un monasterio entre montañas con gente malhumorada, pueblitos con encanto, casas rurales acogedoras y para  ponerle la guinda al pastel, la compañía. No se puede pedir más. Todo parece indicar que  he disfrutado y que Viaja al Sur lo hace  muy bien.

Para terminar, unos pequeños/grandes detallitos, que para mi han hecho la escapada todavía mejor: la pasta al forno y el bizcocho de Tiziana; le polpette del Monsú Alessandro, un gel de tomillo que no hace espuma y compartir en pijama un desayuno dominguero con grandes amigos a los que te gustaría ver más a menudo.

Me ahorro  las quejas porque no las hay.